Lejos de mi hábitat natural, es decir, de no sé donde. [Ethan]

Suspiró otra vez sentado en la silla que estaba en frente de su escritorio, encerrado en su despacho. Muchas veces se preguntaba a sí mismo que lo había llevado a tomar ese cargo, pues se podía decir que Ethan no era una persona muy paciente, sino más bien era exasperante y un poco intranquilo, algo que, si se quería, desencajaba un poco con el esquema de un profesor. Pero después le veía la segunda cara a la moneda: DCAO siempre fue su materia preferida, y era la que mejor llevó cuando le tocó a él estar en Hogwarts, además de que se basaba más que todo en la actividad física del individuo, no era como las demás que abrías un libro y listo, aprendías todo. Jamás se vio a sí mismo como profesor, y ve a donde estaba en esos momentos. Él, que había sido tan bromista y mala conducta durante sus años de estudio, y ahora formaba parte del grupo de personas que se encargaban de que esas cosas no ocurrieran. Irónico.

Abrió sus ojos azules como el cielo y los posó en el montón de redacciones que debía revisar, todas de los siete años de las cuatro casas, en pocas palabras: miles. Se pasó la mano por la cara y los volvió a mirar, hacía bastante tiempo que no salía del castillo por distintas razones, muchas veces era porque estaba demasiado ocupado como para siquiera pensar en salir del aula, otras por simple y sencilla flojera, porque sí, a Ethan le atacaban sus momentos de flojera como a toda persona, y justamente era cuando estaba libre. Mucha coincidencia, a decir verdad, pero le atacaban, y lo que hacía era echarse en la cama a mirar el techo, o a leer en su defecto.

Pero decidió que esta vez no sería así, no señor. Despejó su mente de todas las cosas pendientes que tenía y se levantó un poco rápido, más de lo normal, de la silla en donde había estado mirando a algún punto inexistente entre los cientos de pergaminos presentes en el escritorio. No hacía frío, por lo que no necesitó colocarse su túnica, sino con solo una ropa muggle era suficiente. A pesar de ser de sangre pura, a Ethan le gustaba mucho lo muggle, le parecía fascinante ese tipo de raza humana, por así decirlo, y se instruía en todo lo que podía sobre ellos.

Con pasos rápidos atravesó el despacho, para después verse fuera de las cuatro paredes que lo mantenían retenido en el castillo. Sumergió las manos en los bolsillos de su chaqueta y caminó por los pasillos con destino hacia el Vestíbulo, en el cual vería su libertad. Saludó a unos cuantos alumnos al verlos pasar ya fuese con un leve movimiento de cabeza o solo con una sonrisilla inocente e indiferente. A veces prefería mantener la distancia con los alumnos, y no darles mucha confianza, aunque tampoco se podía decir que no tenía sus preferidos, ya que nadie es imparcial, y el término nadie también lo incluía a él.

No tardó mucho en llegar a las Tres Escobas, el mismo lugar donde había pasado valiosas horas de su vida con sus amigos o incluso con sus conquistas, ese mismo donde había aprendido a aparecerse a causa de un pequeño error de cálculo, pero había aprendido, esa taberna que muchos alumnos frecuentaban aún en la actualidad, sin contar a los egresados de Hogwarts que aún se dirigían al lugar, incluyéndose. No veía por donde iba, por lo que elevó su mano hacia la puerta para abrirla, y en un abrir y cerrar de ojos se vió tomando a una muchacha por los hombros para que no cayese, chica que reconoció al instante. -No te vayas a caer -bromeó, sonriendo de lado.

Sonrió de lado al ver como ella huía de su mirada, casi todo el mundo lo hacía, tal vez se debiese el intenso color azul de sus ojos, o tal vez era lo que sus ojos trasmitían, porque lo que Ethan no te decía con palabras sus ojos se encargaban de decírtelo, eran como su máquina de mentiras, por así decirlo, por eso el castaño no era bueno diciendo mentiras, siempre era descubierto, y vaya que ese fue un impedimento cuando estaba en Hogwarts, sobre todo para un chico al que le gustaba hacer bromas y meterse en uno que otro lío con sus compañeros de curso. Recordaba las veces que había mentido con palabras pero los profesores no le creían, pues sabían que era una vil mentira lo que decía el chico, y por eso había pasado horas de su valioso tiempo en aulas limpiando junto a sus amigos.

Tampoco insistió mucho en buscar la mirada de la rubia, tal vez le incomodaba, por lo que después que se aseguró de que ella estaba bien y que no se caería la soltó y desvió la mirada, buscando algún punto en qué fijarla, pues no quería incomodarla. Aún podía recordar como la había conocido, cuando ella apenas estaba en tercer año y él en séptimo, a punto de salir de Hogwarts. Nunca se relacionó mucho con ella, no porque no quisiera, sino que no prestaba mucha atención a ese tipo de relaciones, estaba más sumergido en sus bromas y sus notas, nada que ver con las chicas, aunque eso no quería decir que no las mirase de vez en cuando.

Volvió a mirarla cuando le habló, formando nuevamente una sonrisa amable en su boca, levemente ladeada, dándole un aire de pícaro que siempre lo rodeaba, algo nato. –No hay de que –dijo encogiéndose de hombros, no había hecho gran cosa, solo atajarla. Entró cuando ella le dejó pasar y la siguió con la mirada antes de dirigirse a la barra. Se hubiese sentado con ella pero no sabía hasta qué punto ella deseaba eso, o al menos se lo permitiría, así que decidió permanecer callado.

OFF: Perdona lo corto, cero inspiración.